Castigo


El término castigo se refiere a una clase de situaciones en las que existe una contingencia positiva entre la respuesta y un estímulo desagradable. Si el sujeto efectúa la conducta recibe el estímulo aversivo. Por ejemplo, un profesor puede suspender a un alumno por un mal examen o una madre llamar la atención a su hijo pequeño por correr por la calle. Todas estas consecuencias negativas y contingentes a la aparición de la conducta no deseada tienden a reducirlas.

El castigo se produce por la aparición contingente a la conducta no deseada de un estímulo aversivo (reprimenda, suspenso, expulsión, etc.), pero también puede aplicarse mediante la retirada de un reforzador positivo ("coste de la respuesta"). Así a un niño se le puede castigar dejándole sin poder hacer alguna actividad de su interés (salida con amigos, juegos ordenador, entre otros). Este último sistema siempre es más aconsejable.

Otros tipos de castigo en la Sobre-corrección: Consiste en pedir a un individuo no sólo que rectifique lo que ha hecho mal, sino que corrija los efectos de la falta. Por ejemplo un niño que se ha metido algo inadecuado en la boca, se le puede pedir que saque el objeto y, además, que se lave la boca con algún antiséptico. En una situación en el aula, si un niño presenta una conducta disruptiva de lanzamientos de objetos deberá, después de haber recogido los mismos, ordenar la clase según criterio del maestro. La idea general es que el coste del acto disruptivo vaya más allá de la simple reposición del daño hecho.

Coste de respuesta o castigo negativo: Consiste en retirar algún reforzador positivo de manera contingente a la emisión de una conducta, es decir, se pierden cantidades específicas de un reforzador previamente adquirido por emitir una conducta inadecuada (multas de tráfico).
Si no se ha identificado un reforzador que pueda ser retirado, se puede dar al sujeto un reforzador adicional que se le retirará cuando emita la conducta inadecuada. Está especialmente indicado en programas operantes, en los que se administran reforzadores cuantificables (fichas, puntos), y en los contratos conductuales, en los que se especificará la pérdida de los reforzadores por la no emisión de las conductas adecuadas.

Ventajas: Produce una reducción de la conducta relativamente rápida y eficaz, con efectos duraderos (igual que el castigo), pero, a diferencia del castigo, aquí no se presentan estímulos aversivos para reducir la emisión de la conducta, por los que se producen menos respuestas emocionales y se evita los posibles efectos negativos.

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